
La falta de una educación sexual adecuada, impartida por las familias en coordinación con profesionales de la educación y la sanidad, está llevando a porcentajes alarmantes de menores a «aprender» sobre su sexualidad a través de vídeos sexuales de Internet. La pornografía invade Internet con unos contenidos plagados de estereotipos irreales, prácticas de riesgo e incluso elevadas dosis de violencia. El acceso a estos contenidos es totalmente libre, requiriéndose, todo lo más, una simple confirmación de la mayoría de edad por parte del visitante. De hecho, es posible que, incluso sin intención, un menor se encuentre frente a contenido pornográfico debido a las agresivas políticas de captación de nuevos espectadores, cuyos algoritmos están diseñados específicamente para ello.
Esta realidad, sustentada por los últimos estudios sobre salud afectivo-sexual de numerosos países, está íntimamente relacionada con problemas emergentes como es el incremento de enfermedades de transmisión sexual, de la violencia sexual e…
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